Guatemala
avanza en el desarrollo de una economía naranja
La economía naranja es un concepto emergente y
también un movimiento mundial que Guatemala trata de alcanzar y que
en el corto plazo signifique un aporte a la economía.
Sin embargo, existe un paradigma que se debe
romper: que los bienes y servicios que se fundamentan en el
entretenimiento, el arte y la cultura, no figuran o no tienen una
representación importante en la economía.
Cualquier expresión de la cultura está
considerada como economía creativa. La mayoría de economistas la
dejan de lado.
Para entender la importancia de la economía
creativa, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se preocupó
por recabar, en el 2013, un estudio llamado “La Economía Naranja,
una oportunidad infinita”.
Cualquier expresión de la cultura está
considerada como economía creativa. La mayoría de economistas la
dejan de lado. Según el BID, la economía naranja corresponde
al conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las
ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor
está determinado por su contenido de propiedad intelectual. Dicha
industria genera miles de millones de dólares al año.
Otro estudio realizado por la Secretaría de
Integración Económica Centroamericana (Sieca), “La Economía
Naranja, una Oportunidad para Centroamérica”, refiere que las
exportaciones de bienes creativos de Centroamérica se encuentran
mayoritariamente concentradas en aquellas ligadas al área de diseño,
con un 47.9% del total de las exportaciones creativas.
Otros rubros de importancia dentro de las
exportaciones creativas corresponden a los ligados con impresos y
manufacturas artísticas.
Si bien la mayoría de exportaciones se
realizan en el ámbito del mercado intrarregional, otros mercados de
destino igualmente importantes para estos productos son EE. UU.
(31.5% del total), México (2.5%), República Dominicana (1.9%) y
Francia (0.8%).
Sector Disperso
Guatemala,
entretanto, está haciendo esfuerzos por reunir y organizar a esa
industria.
En abril de este año se presentó el Comité
de Industrias Creativas de Guatemala (Icrea), de la Asociación
Guatemalteca de Exportadores (Agexport), cuyo objetivo es potenciar
las oportunidades y establecer reglas.
Erlin Ayala, presidente de la junta directiva
de Icrea, considera que el sector aún está “disperso” y existen
dudas y reservas por parte de los creativos en compartir su
información.
“Trabajamos de manera aislada. Al hacerlo así
hay calidad, pero no es uniforme. Tenemos que romper el paradigma de
no compartir o creer que me robarán la idea”, dice el directivo.
Ayala comenta que otro de los propósitos es
crear un banco de datos. El siguiente paso es conocer quiénes lo
integran.
“Impartir charlas especializadas para ver qué
hacen y qué potencial tiene. Cuando lo tengamos, habrá una
plataforma de información que servirá para decir en lo que tenemos
potencial y establecer la plataforma que impulsará las exportaciones
con reglas claras”, explica el creativo.
Guatemala dispone de ventaja de precios,
calidad y cercanía. “Aprovechándolos, podremos cumplir nuestros
objetivos”, asegura Ayala.
La economía naranja trata de exportar
servicios a partir del talento creativo y es “ahí donde empieza a
ser interesante”.
Para este productor audiovisual, los mercados
meta podrían ser Canadá, EE. UU. y Europa.
“Ahí tenemos que buscar las oportunidades y
eso es lo que nos estamos perdiendo. Cuando veamos vendrá un mercado
holding, es decir, un conjunto de empresas que se dedican a diversas
actividades económicas o industriales de Malasia, a un precio más
bajo del que podríamos dar nosotros y ellos ya estarán posicionados
y establecidos y nosotros apenas estamos comenzando”, lamenta.
Para Karla Ruiz Cofiño, cofundadora de la
empresa Milk and Cookies, en el país hay talento, por lo que prevé
que en un corto plazo Centroamérica podrá convertirse en un hub
para diseño digital. “Será una fuente enorme” de ingresos,
afirma la diseñadora.
Ruiz explica que la economía naranja trata de
exportar servicios a partir del talento creativo y es “ahí donde
empieza a ser interesante”.
La empresaria refiere que es necesario
estandarizar los costos de los diferentes productos y no generar una
competencia desleal.
“Cuando hablamos de desarrollo económico, se
debe trabajar en equipo y fijar ciertos precios. Ahí nos estamos
boicoteando como industria”, apunta.
Proyectos
Ayala
comparte el primer proyecto que será impulsado por el nuevo comité
de Agexport.
Se trata de la primera caricatura guatemalteca,
es decir, desde la creación del guión, animación digital en 3D,
musicalización y producción audiovisual será creada en su
totalidad por talento nacional.
“Este proyecto servirá para hacer los
primeros contactos y enlaces para venderlo como un producto cien por
ciento nacional. No solo que digan que una parte se hizo aquí,
queremos que sea la primera hecha por empresarios, mentes, animadores
y talento local. Debe ser en equipo y con convicción”, dice Ayala.
Asegura que de continuar el sector disperso
como hasta ahora, seguirá existiendo fuga de talentos e ideas.
En la actualidad la industria creativa trabaja
en una cuenta satélite, que mide las dimensiones de los sectores que
no se definen en las cuentas nacionales). Según Ayala, la
importancia de esta es que los “hará visibles”.
Guatemala exporta TIC´s por US$524 millones
El dato se dio durante el lanzamiento de la
quinta Convención Anual “Servicios Globales”, en la que unos 500
directores ejecutivos y líderes de empresas de tecnologías de la
información y gestión de procesos, procedentes de los países
latinoamericanos, se reúnen hoy y mañana en Guatemala. Durante la
actividad, los asistentes analizarán las tendencias en el mercado
internacional y delinearán una estrategia conjunta para identificar
oportunidades de negocios fuera de la región. Linde, que preside la
Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios, comentó
que dentro de la región, Guatemala ha despegado como uno de los
mejores destinos para la tercerización de servicios. La ejecutiva
resaltó que se debe aprovechar la fortaleza del recurso humano del
país en el área de share service center o centros de servicio
compartidos, en donde una empresa internacional de gran tamaño reúne
en un solo país áreas especializadas de soporte para todas sus
operaciones. Por ejemplo, empresas como Shell, Cabcorp o Xerox tienen
en el país centros de atención especializados en contabilidad o
logística, que atienden a sus filiales en varios países. Rolando
Paiz, presidente de la Asociación Guatemalteca de Exportadores,
afirmó que hay que mejorar la competitividad del sector. Según el
empresario, a corto plazo, es vital diseñar programas de
capacitación específicos para mejorar las competencias técnicas e
idiomáticas del recurso humano. También se requiere más
investigación, innovación e inversión, así como fortalecer
competencias en Matemática, Lógica e idiomas.
La
región le apostará a la economía naranja
Un
mejor aprovechamiento de la literatura, las artes, la industria
creativa y audiovisual, elementos que conforman la economía naranja,
es la nueva apuesta de Centroamérica para lograr un mayor
crecimiento en los próximos años.
Los
potenciales y beneficios que puede generar una mayor explotación de
la economía naranja fue el tema que Felipe Buitrago Restrepo,
consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, abordó ayer
durante el Primer Foro Regional de Integración Económica que
organizó Guatemala por ostentar la Presidencia Pro Témpore del
Subsistema de Integración Económica Centroamericana.
“La
región podría incrementar su talento creativo en la siguiente
década para alcanzar un Producto Interno Bruto (PIB) que podría
compararse con los US $8.8 billones (Q487 billones) de China”,
manifestó Gisela Vergara, titular de la Secretaría de Integración
Económica Centroamericana (Sieca).
En
tanto, el experto del BID dio a conocer que el año pasado la
economía naranja en América Latina sumó no menos de US $177 mil
millones (Q1.3 millardos), equivalentes al PIB de Perú, al comercio
de Panamá y a la fuerza laboral de los países del Triángulo Norte.
Retos
Sergio
de la Torre, ministro de Economía, manifestó que el primer reto
para aprovechar las industrias creativas en la región es lograr la
integración centroamericana. Después de no menos de 50 años de
intentos, con la unión aduanera entre Guatemala y Honduras, se están
dando los primeros pasos para consolidar este proyecto.
En
ese sentido, Juan Carlos Paiz, comisionado presidencial para la
Competitividad e Inversión y quien moderó el Foro sobre nuevos
motores de desarrollo, destacó que otros de los obstáculos que
deben ser solventados son: mejorar la educación, tecnificar a los
jóvenes para elevar sus capacidades y crear infraestructura
productiva para atraer inversión que promueva este sector.
El
enfoque sobre la economía naranja y en especial en las industrias
creativas, busca llegar a 15 millones de jóvenes, centroamericanos,
que ingresarán al mercado laboral en los siguientes 25 años.
Economía
Naranja: la revolución que factura poniendo mente y corazón
Es
hija de la mente, exige creatividad y pasión. Se nutre de la cultura
y las tradiciones. Ama la innovación, el arte y el diseño. Se
potencia gracias a la tecnología. Para organismos internacionales
como BID, Banco Mundial, Cepal o Unctad, la Economía Naranja es una
revolución que está creciendo y tiene mucho potencial en
Latinoamérica. Centroamérica ya entró a la tendencia, aunque pocos
sean conscientes de ello.
Por:
Gabriela Origlia - estrategiaynegocios.net
El
conocimiento y la generación de valor intelectual abren las puertas
a oportunidades económicas importantes. Centroamérica —como lo
demuestran experiencias individuales exitosas— tiene potencial para
desarrollarse en ese sector al que el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) bautizó como “Economía Naranja”, ya que ese es
el color que en diferentes culturas se relaciona con la creatividad y
la felicidad.
Las
investigaciones demuestran que hay muchas oportunidades de producir
riqueza basada en el talento, la propiedad intelectual, la
conectividad y la herencia cultural de la región. Hacer negocios con
las ideas y el talento podría ser la síntesis de este modelo que,
entre sus aspectos positivos, tiene el de ofrecer una salida laboral
a los jóvenes. Involucra a expresiones como arquitectura, artes
visuales, teatro, cine, diseño, editorial, investigación, moda,
música, publicidad, audiovisuales, circo, nuevas tecnologías,
patrimonio e incluso las artesanías. Es decir, a las industrias del
diseño, la cultura y el entretenimiento.
Aunque
Latinoamérica y el Caribe todavía están en una etapa muy inicial
en el reconocimiento del potencial de la cultura y de las industrias
creativas como contribuyentes al desarrollo, su impacto en la
creación de empleos ya es importante: representa el 11% en México;
el 7,1% en Guatemala; el 5,8% en Colombia; el 4,5% en Perú; el 4,9%
en Uruguay; el 3,2% en Argentina y el 2,3% en Chile.
Según
datos del BID, si la Economía Naranja fuera un país, sería la
cuarta del mundo (20% más que la economía de Alemania o dos y media
veces el gasto militar mundial); el noveno exportador de bienes y
servicios con US$646.000 millones (más del doble que las
exportaciones de petróleo de Arabia Saudita) y la cuarta fuerza
laboral del mundo con más de 144 millones de trabajadores (casi lo
mismo que los empleos totales de Estados Unidos).
La
potencialidad no explotada de América Latina y el Caribe en el
ámbito de esta nueva economía queda clara cuando se observa que la
región genera solo el 0,4% y comercializa el 0,3% del intercambio
global de bienes y servicios creativos, con balanzas comerciales y de
pagos ampliamente negativas. Para más datos: según la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad por sus
siglas en inglés) apenas el 1,77% de las exportaciones de bienes
creativos mundiales se originan en América Latina.
Pero
la “naranja creativa” tiene mucho jugo que se puede exprimir
desde las Américas, desde Centroamérica en particular.
Para
poner su valor en el contexto de la realidad centroamericana y así
comprender su relevancia, cabe mencionar que la Economía Naranja de
Latinoamérica genera una fuerza laboral equivalente a las de
Guatemala, Honduras y El Salvador combinadas.
Felipe
Buitrago, consultor del BID y coautor —junto con Iván Duque
Márquez— del libro La economía naranja: una oportunidad infinita,
afirma que el objetivo de visibilizar el potencial de esta economía
es “incentivar el debate en torno a las industrias culturales,
promover las ideas de los jóvenes innovadores e iniciar el diálogo
entre el sector público y el privado, ya que una de las claves es
que haya encadenamiento de actividades, lo que permite que las ideas
se transformen en bienes y servicios culturales”.
En
diálogo con Estrategia & Negocios, el economista planteó que el
desafío es crear un ambiente que permita reproducir el capital
intelectual. “Hay que retener, atraer y reproducir el talento de
sectores que, por lo general, están subvalorados socialmente”,
dice.
Duque
Márquez agrega que también juega a favor de la región la dinámica
de crecimiento poblacional.
“Hay
que comprender que esta economía es un gran motor que debería estar
representando el 7% del empleo” en la zona. A modo de ejemplo
señala que en Colombia ya ocupa 1,1 millones de personas y que las
exportaciones de publicidad superan en 1,5 veces las de tabaco,
mientras las de artesanías están por encima de las de energía
eléctrica.
“El
agregado de valor de la propiedad intelectual merece ser un factor de
exportación; América Latina tiene un déficit en balanza comercial
creativa y una balanza de pagos creativos (pago por licencias y
patentes) que también es negativa”, añadió el experto. Y
enfatizó: “Hay que avanzar en la sociedad del conocimiento”.
Ese,
sin dudas, es el camino trazado. Ahora se trata de indagar cómo
recorrerlo.
Exprimirla
completa
El
despegue de la Economía Naranja requiere —según el trabajo del
BID— de diferentes aspectos que deben abordarse de manera conjunta
para potencializar las posibilidades de quienes tienen el talento y
las ideas, y para que ellas lleguen a convertirse en negocios
sustentables, generadores de empleo y respetuosos de su entorno
ambiental.
Gajo
por gajo, estos aspectos claves para poder exprimir todo el jugo a la
naranja son:
Institucionalidad.
Según criterio de los economistas, las instituciones, como
mecanismos de cooperación y coordinación para el progreso de la
Economía Naranja, por ahora vienen brillando por su ausencia en los
debates estratégicos.
Duque
Márquez enfatiza que el modelo se asienta en un trípode integrado
por el Estado, el mercado y la sociedad civil. Apunta que se requiere
de un buen marco de políticas públicas que brinde información de
calidad para la toma de decisiones, instituciones sanas, promoción
de infraestructura cultural, fomento de la industria (buena selección
de talentos, propiciar capital y acceso al mercado de valores) e
integración comercial a través de tratados que eliminen barreras.
Información.
En su libro, los economistas plantean que la falta de información es
una suerte de “pecado original” de la Economía Naranja. Es la
combinación del desconocimiento mutuo entre la cultura y la
economía. Para resolverlo, consideran, hay que continuar cerrando la
brecha de percepciones, involucrar y explicar mejor a los agentes
culturales las virtudes de informar decisiones con análisis de
costo-beneficio y otras herramientas ante las que existe una fuerte
resistencia en el sector creativo tradicional. También hay que
involucrar a más economistas que pueden aportar en el aspecto
técnico.
Los
consultores del BID aconsejan valorizar los datos capturados de forma
regular como, por ejemplo, la disponibilidad y participación del
público en bibliotecas, museos, librerías, sitios arqueológicos,
etc.
También
cuentan variables no monetarias muy útiles, como las reflejadas en
encuestas de consumo cultural. En ese sentido, un sondeo muy
relevante es la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas
Culturales realizada por la Organización de Estados Iberoamericanos
entre 1.200 personas por país.
En
su última edición 2013, refleja que el 65% de los latinoamericanos
dice no haber ido al cine en el último año; más de la mitad miran
videos (56%); 60% escucha música grabada; el 45% reconoce que no lee
nunca o casi nunca por motivos profesionales o educativos, y la
mayoría dedica una media de 3,5 horas a ver televisión al día.
Infraestructura.
Para abordar de forma integral las necesidades de infraestructura
sobre la cual se apoya la Economía Naranja, los expertos han creado
el concepto de “Kreatópolis”, del griego krea (creación) y
polis (ciudad-estado). Se trata de un concepto en desarrollo que
busca encapsular la complejidad del ambiente óptimo que la
creatividad necesita para desarrollarse.
Hoy
se sabe que los bienes y servicios intangibles se desarrollan bien en
el marco de dos “ecosistemas naranjas” (la Kreatópolis),
claramente identificados, que se relacionan y contienen. Ellos son:
los clústers creativos y los hub creativos.
La
célula madre es el clúster. Hace referencia a espacios
relativamente pequeños (un edificio, un barrio o un parque) que
concentran empresas del sector. Estas compañías interactúan entre
sí de manera cooperativa (cooperar para hacer crecer la torta,
competir para dividirla), permitiendo que sus recursos se sumen para
optimizar su capacidad de crear bienes y servicios. Ejemplos son el
Centro de Diseño de Buenos Aires (Argentina) o la Ciudad Digital de
Guadalajara (México).
El
segundo escalón es el hub creativo. Se refiere a un centro de
conexiones en el que clústers, infraestructuras especializadas,
capitales, talentos y tecnologías se concentran, independientemente
de su proximidad geográfica. Un hub enfocado en la música es Miami
(EE.UU.); otro especializado en moda surgió en São Paulo (Brasil).
A nivel mundial, el más reconocido es el Sillicon Valley
(California, EE.UU.), donde las “ideas de garaje” han
revolucionado la economía y la sociedad misma, desde el conocimiento
aplicado a la tecnología.
Estos
centros requieren de vías de acceso, fibra óptica, satélites,
antenas de comunicación. La conectividad es clave para facilitar los
contactos entre audiencias, contenidos, artistas, creativos y
emprendedores. Aquellas ciudades capaces de desarrollar clústers y
facilitar las conexiones en los hub, se convierten en verdaderas
ciudades creativas.
Industria
“mente-facturas”.
Duque Márquez y Buitrago Restrepo enfatizan que los negocios
digitales dependen de las capacidades de los individuos por lo que se
necesita un cambio en la mentalidad para entender que los activos más
valiosos de las empresas modernas “se van a la casa todos los días
y pueden decidir si regresan o no al día siguiente”.
En
ese marco se plantea el desafío de desarrollar una temprana adopción
de esquemas de negocios basados en las mente-facturas que tienen un
valor simbólico intangible que supera su valor de uso. Se trata de
un cambio de modelo productivo; implica pasar del sistema de
producción de las manufacturas a uno nuevo en el que ideas y
capacidad creativa juegan un rol fundamental.
Buitrago
Restrepo afirma que Buenos Aires, São Paulo, Río de Janeiro y
México D.F. vienen surgiendo como polos de Economía Naranja por
comprender el concepto de cambio. Se le suman Santiago de Chile, Lima
y Bogotá, impulsadas por el crecimiento económico y las
articulaciones en el área de la creatividad. “Colombia en la
música; Perú en la gastronomía y Chile con una mirada más
global”, afirma.
Integración
de contenidos y tecnología.
El gran cambio y la gran oportunidad —para Buitrago— se produce
por la articulación de los contenidos culturales con las nuevas
tecnologías que eliminan barreras de acceso al mercado. Por ejemplo,
los artistas musicales bajan costos de producción y promoción, y
logran masividad, gracias a YouTube.
Las
nuevas tecnologías son hoy lo que fue la irrupción del cine, que
quebró el paradigma de la comunicación audiovisual. “Hay una
recomposición, no una desaparición de tecnologías; estamos en un
periodo de ajuste y no hay una forma de dominación sino que todas
las formas conviven.
Por
el lado digital está el surgimiento de nuevos actores y por el
analógico, hay una redefinición de los actores”, señala el
consultor del BID. Explica que la naturaleza del consumo de
contenidos es de nicho. “Gracias a Internet, los nichos ya no
conocen de geografía, por lo que hay que globalizar las estrategias
comerciales y dejar de temer a la competencia regional”. En su
criterio debería crearse el Mercado Interamericano de Contenidos
Originales.
Fuente:
Fuente:
Guatemala avanza en el desarrollo de una Economía Naranja
Recuperado
de:
Pagina
Web: Prensa Libre
4 de agosto de 2015
La
región le apostará a la economía naranja
Recuperado de:
Pagina Web: Diario de Centro América
Jueves, 25 junio 2015
Economía
Naranja: la revolución que factura poniendo mente y corazón
Recuperado
de:
Pagina
Web: E&N (ESTATREGIA Y NEGOCIOS)
Jueves, 25 junio 2015
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